lunes, 6 de junio de 2011

Con el corazón despejado y el ánimo: mejorando


El viernes 3 de junio amaneció frío, la mínima prevista era de casi 4º y la máxima 12º. Pero el cielo estaba despejado y la presencia del sol era radiante. De hecho escuché varios comentarios y leí en redes sociales que era un día hermoso, pero frío. Para mi esa sensación comenzó a las 23:33 del jueves, cuando Santiago Silva al momento de impactar la pelota en el punto penal, resbala y la caprichosa pasa por arriba del travesaño mientras que toda la hinchada de Peñarol, junto con el banco de suplentes y los jugadores en cancha festejan y nosotros, los velezanos, no podemos creer lo que acaban de ver nuestros ojos. Nos agarramos la cabeza, y nos miramos tratando de darnos una explicación.

Quince minutos después el hecho estaba consumado, la Copa Libertadores se acababa de esfumar de nuestras manos y de la peor manera: por falta de fortuna.

Mi cabeza estaba tan metida en el partido que solo escuchaba a mi hinchada y no percibí el pitazo del árbitro, me di cuenta cuando los jugadores de Peñarol alzaron sus brazos, el banco de suplentes salió corriendo a festejar y al escuchar a la hinchada de Peñarol delirar de alegría giré mi cabeza para verlos y antes me encontré con el llanto de una chica que estaba a mi lado. Sus lágrimas se hicieron mías. Me senté a llorar desconsoladamente en esos escalones en donde veo a mi equipo cada vez que juega de local. En ése mismo lugar en donde me dieron tantas alegrías, en donde me abracé con mi hermano para festejar un gol o me di vuelta para comentar con algún hincha algún lujo de nuestros jugadores.

Se acercó mi vieja y acariciándome la espalda me dijo: “Bueno Agus, esto era una posibilidad”. No le contesté, pero mi cabeza le decía que no, que no era una posibilidad quedar afuera así, porque Vélez juega, busca, crea situaciones y hoy lo había hecho, había costado pero lo había hecho. Con una genialidad del Burrito, de esas que hace siempre, se había conseguido un penal y se erró de la peor manera. El pelado que tantas alegrías nos había dado, y nos seguirá dando, por primera vez nos dejó mudos. ¿Y quién se anima a reprocharle algo? O mejor dicho: ¿quién puede reprocharle algo? Por eso el Amalfitani entero rompió en un aplauso de agradecimiento a un equipo que dio todo lo que pudo, que hizo todo lo que estuvo a su alcance y que el destino no le quiso besar los labios.

Llegué a mi casa y vi el partido nuevamente en la televisión. Me bañé y traté de dormir algo porque en dos horas tenía que ir a trabajar. Por primera vez quería seguir durmiendo pero no por remolona sino para olvidarme lo que había pasado. Mientras viajaba en el subte me llegó un mensaje de texto de un compañero de facultad que me decía que Vélez había jugado un partidazo y merecía haber pasado. Sin pedir permiso las lágrimas otra vez corrieron por mi cara. La angustia era tremenda pero me calmé, llegué a la estación en donde me bajo todas las mañanas y mientras subía por la escalera mecánica y daba cuenta otra vez del frío que hacía pero del hermoso cielo celeste me di cuenta que el clima era un espejo de mis sentimientos. No estaba triste porque Vélez me había deleitado con su buen fútbol como siempre pero la fatalidad me había dejado helada.

Además en el campeonato local está puntero y con la gran chance de coronarse nuevamente. Por lo que aún tengo motivos por los que sentir orgullo.

Ése mismo orgullo que me transmitió Beto, amigo de mis viejos, Karina, la esposa de un primo de mi papá y Poroto, el tío de mi mamá que mientras fui chica me mostraba el banderín del Fortín que tenía en la cocina de su casa con los ojos brillosos.

Ese orgullo con el que miro a la V azulada, la V de la victoria, en el pecho de los jugadores que demuestran partido a partido el lema de la institución “el primero en ser un gran club”.

Esta noche estaré nuevamente en ése estadio que es como mi casa, recibiéndolos otra vez con el mismo amor de siempre y la incondicional atención para no perder detalle del gran juego de Vélez y así poder decir dentro de algunas décadas: “yo vi al Vélez del Tigre Gareca”.

4 comentarios:

  1. Muy bueno! Te felicito por el texto! Me senti muy identificado!!!

    Y por supuesto, hoy de nuevo vamos todos al Amalfitani a vibrar con Vélez!! Vamos Fortín!

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  2. Muchísimas, muchísimas gracias!

    Me alegra enormemente que, más allá de haberte gustado el texto, se te haya hecho propia la/s sensación/es.

    Allí estaremos!! Cada uno desde su rinconcito alentando (y admirando) al Fortín!

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  3. Muy lindo lo que escribiste. Yo soy de Racing pero el sentimiento es el mismo y es eso lo que cuenta, y mejor todavia el compartilo con familia y amigos. Besos!

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  4. Gracias Marian!!! Cada uno se siente representado por sus colores pero el sentimiento es lo que cuenta y el admirar buen fútbol, se que vos lo hacés y eso está bueno.

    Beso grande!

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